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Javier Raygoza Munguía Director del semanario PÁGINA Que sí se lee! de la Ribera de Chapala |
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FUNDACIÓN DE CHAPALA Según las tradiciones (afirma el P. Tello en el Libro IV, Cap. 12 de su crónica Miscelánea de la mucha gente que había en Pontzitlán, un indio caudillo llamado Chapa animó y alentó a varias familias para separarse de allí y congregándolas bajo su dominio salieron e hicieron su población en este bello lugar». Creció mucho desde luego, pues, como dice el mismo P. Tello: « Antes de la conquista tuvo algunos cambios o movimientos, pues: «en 1510, habiéndose despoblado el pueblo de Tepetitlán (parece que es el pueblo de Sta. Ana, en el valle de Tala) en 1511 fue poblado por los de Chapalac y estuvieron allí unos 4 años; en 1530, después de haber visto a Nuño de Guzmán y dándole la obediencia, se pasaron al pueblo de Agueguecuautitlán (parece que es por el rumbo del Coli), que es donde vieron la primera vez al religioso de San Francisco; y el año 1537, gobernando Tepotzín, que ya se llamaba D. Francisco, por estar bautizado, se pasaron a Chapalac algunos y otros se quedaron allí mismo». (8) De la gente que formó este pueblo, dice textualmente el P. Tello: «No fueron nunca indios mañosos ni sangrientos, antes muy pacíficos y domésticos como se echa de ver, pues no fueron conquistados ni sujetos con estruendo de armas, sino ellos con buena inclinación recibieron la fe católica y el Sagrado Evangelio. En su antigüedad no tuvieron Dios ni ídolos particulares, sino que cada uno conforme su parecer tenía su idolillo de barro o madrea, como ha parecido aun en estos tiempos, pues se suelen sacar de la laguna algunas figuras hechas en forma de hombre, de barro, pequeñas, que debían de arrojar estando en aquel error, o quizás después de haber salido de él, por la persuasión de los ministros evangélicos: solamente se tienen por cierto que veneraban un ídolo común, el cual tenían colocado en un puesto, donde en este pueblo está un baño de agua caliente, y allí los más hacían sus ceremonias bárbaras y sacrificios». Dicho ídolo era llamado Ixtlacateotl, que era famoso en toda la comarca y le visitaban desde pueblos lejanos, ofreciéndole especialmente figuritas de barro que tiraban a la laguna. El nombre El nombre de este pueblo se origina, según cree el P. Tello, de su primer cacique, «Chapa», y le llama «Chapálac». Según otros autores muy respetables el nombre original era Chapatla o Chapatlan, derivado de Chapanqui, cosa muy mojada, y tlán lugar; es decir, «lugar muy mojado o empapado». Según otros este nombre es contracción de Chachapatlan, voz compuesta del sustantivo Chachapatli, que se traduce por olla y la terminación tlán, que significa lugar donde abunda una cosa, y así, su significado sería «lugar donde abundan las ollas». La explicación de este nombre y la multitud de ollitas de barro que se encuentran con tanta frecuencia en Y así vemos que de entre el agua se sacan muchas figuritas de barro como floreritos, aunque imperfectos, cabezas huecas, cucharas, animalitos de formas diversas; pero todos estos objetos llevan una oquedad en el centro, comprobando el fin religioso de ofrenda de sangre a que estaban destinadas. Sus creencias paganas atraían a aquellas gentes a depositar en las aguas del lago dichas figuritas en señal de súplica y para obtener la inmortalidad. Todavía en el año 1949 vinieron unos indios paganos (parecían Huicholes), que no hablaron con ninguno de los habitantes del lugar, y depositaron entre las aguas del lago velas, dibujos hechos con chaquira sobre cera de Campeche extendida en una tablita, flechas, centavos, cruces y unos tamales llevando en el centro sangre fresca. (Unos de estos objetos se conservan aquí y otros se mandaron a Guadalajara a la exposición misional como prueba objetiva de la necesidad de misiones con los infieles de nuestra misma región). El venero de agua caliente que hay en este lugar era tan abundante que (todavía hasta hará 30 años) corría por la calle llamada Agua Caliente hacia el lado oriente de la población por una acequia, y se empleaba en regar huertas de caña y otros muchos árboles frutales, colocados al oriente de la población y que hacían muy amena y pintoresca la comarca. Hablando del Chapala del siglo XVI, escribía D. Francisco del Paseo y Troncoso en sus Papeles de Nueva España lo siguiente: («Chapala en Agregar un comentario |
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Anónimo
21 Mar 2019 - 03:26 pm
Saludos!
¿Cómo puedo consultar las fuentes de sus artículos?
Gracias.