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    Javier Raygoza Munguía
    Director del semanario PÁGINA Que sí se lee!
    de la Ribera de Chapala

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    Cómo era Chapala en el siglo pasado

    Pocos meses antes de terminar el siglo pasado llegó, encargado de la Parroquia del lugar, el Sr. Cura D. Jesús T. Orozco, y de él son los palabras siguientes que dijo en una conversación con un amigo suyo:(26) “Cuando llegué yo a Chapala no era esto cosa sino una pequeña aldea de pescado .” Y esa la verdad.

     

    Un anciano que tiene ahora como 100años (27) me dice que en su juventud, es decir, a mediados del siglo pasado, sólo muy pocas casas, las mejores, había techadas con tejas, las demás lo estaban con zacate. Y al principio de este siglo casi todas lo eran de tejas, y había solamente siete u ocho casas de terrado.

     

    No había más que una casa de huéspedes, que le decían “el hotel de Doña Trini”. Casi no había empleados, el más completo era el de la calle de entrada, que conducía también hasta el muelle; la placita, que estaba en donde se ven ahora los grandes y hermosos laureles de la india en la calzada principal, no tenía kiosco, había en el centro una grande araucaria, alrededor de cuyo tronco se ponía los músicos a tocar las serenatas; para ningún lado pasaban de tres cuadras las que tenían, ceñida como estaban por las dos grandes haciendas de La Labor y el Cuije.

     

    En realidad Chapala no era entonces sino un pequeño (pero sí hermoso y pacífico) pueblito de pescadores.
     

    Crecimiento de la población

     

    De 1920 a esta parte, por haberse venido huyendo de los desórdenes de la revolución, muchas familias que vivían en los pueblos del otro lado de la laguna y que aquí encontraban el orden y la paz que buscaban, ha crecido la población al grado de ser ahora más del doble de lo que era entonces.

     

    Por ese tiempo hacia el norte, que es por donde más se ha extendido, llegaba solo dos cuadras de la plaza, o sea hasta la actual calle Degollado, con una sola acera que miraba al norte, pues el lado de enfrente estaba limitado en toda su extensión por una cerca doble de piedra con “brincaderas”, finales de Veredas que cruzaban lo que se conocía por “Potreros de Cuevas “ (Manuel), en donde está todo lo que se la llama ahora Barrio Nuevo.

     

    Por el oriente llegaba la población, con poquísimas casas, hasta la calle Guerrero y continuaba huertas, regadas con el agua de manantial de agua caliente, que corría por las calles en acequias.

     

    Hacia el poniente casi terminaba en donde están los veneros del agua caliente; para adelante había sólo casitas aisladas (lo que se llama el “Barrio del Ixtle”),

     

    La mayoría de las casas de entonces tenían grandes solares con huertas, que se regaban como antes dijimos.

     

    Las pocas calles empedradas tenían una sola cuenta por en medio y en 1913, por gestión y a costa del Club Automovilístico jalisciense, se empedró a dos cuentas la calle del muelle, que era también la entrada.

     

    También en ese año de 1913, siendo Presidente Municipal el Sr. D. Ignacio I Castellanos, a propuesta del ayuntamiento, un poco jacobino, se cambió la nomenclatura de las calles, que llevaban nombres naturales y tradicionales, como a continuación se expresa:

     

    A la Calle del Muelle (calle angosta que pasando frente a la Presidencia Municipal terminaba en el muelle) se le llamó “Francisco I. Madero”.

     

    A la Calle del Agua Caliente “ahí están los manantiales del agua caliente) le llamaron calle “Hidalgo”.

     

    A la Calle del Horizonte (continuación de la anterior hacia el oriente donde la laguna hace horizonte) se le llamó calle “Morelos”.

     

    A la Calle de los Chichicaste (donde había muchas de esas plantas espinosas) se le llamó calle “Guerrero”.

     

    A la calle de la pesquería (en la playa, hacia el lado donde termina esa calle sacaban a tender sus redes los pescadores) le llamaron de “Zaragoza “

     

    A la calle del Ex-convento (en esa calle estuvo el Convento de los Padres Franciscanos) se le llamó de “Juárez.

     

    A la Calle de la Parroquia (callecita angosta que pasaba frente a la parroquia) se le llamó “Galeana”.

     

    A la Calle Porfirio Díaz (pequeña callecita que se hizo en 1902 detrás de los hoteles) se llamó “Aquiles Sedán”.

     

    A la Calle del calvario (parece que por ahí se sacaron la procesión en Semana Santa) le llamaron “Degollado”.

     

    A la Calle de Sn. Miguel (es la que llega más directa al cerro de este nombre) le llamaron “López Cotilla”.

     

    Por haber crecido mucho últimamente la población hacia el norte, por donde entraba la antigua carretera de Guadalajara, a ese Barrio se le llama le Barrio Nuevo, que por nuevo le faltan algunas cosas: así por ejemplo, hay algunas calles sin nombre y otras con nombres que les puso “alguien” (se da el caso de una calle que lleva el nombre de un señor cuyos hijos, según se dice, personalmente pusieron las placas en las esquinas con el nombre de su papá.)

     

    Hay otro Barrio en la falda oriente del cerro de Sn. Miguel al que el pueblo le llama Barrio Alto o del Gavilán, donde hay multitud de callejoncitos sin nombre y ningún número en las casas.

     

    Causa determinante de su crecimiento es con relación a los pueblos del rededor de la Laguna, que aquí se goza de una ambiente de paz y de garantías en cuanto a la vida y al honor de las personas ; que muchos se carece de ellos en los otros pueblo de la región; especialmente en los tiempos de las revoluciones, esta ciudad de Chapala atrajo a vivir aquí a muchas familias.

     

    Con respecto a extranjeros o personas de otros lugares, varias se han radicado también aquí atraídas por el buen clima de que goza, por la tranquilidad que se disfruta, el buen carácter y honradez de la las personas, así como por la belleza del lugar, que en cualquier parte que se está se encuentran paisajes bellísimos que no cansan y que no es fácil encontrar en otra parte.
     

    Otros datos de la población

     

    La Calzada de las Palomas, de Montecarlo, que desde la playa hasta la actual Capilla de Ntra. Sra. de Lourdes, se hizo en 1909 bajo la dirección del ing. De Guillermo de Alba y a costo del Lic. D. Aurelio González Hermosillo.

     

    De esa calle se recuerda que al final, ahora ocupado por dicha capilla, hubo una inscripción que decía: “El día 31 de diciembre de 1909, a las 11:55 a.m. llegó a este lugar el automóvil “Protos”con cinco pasajeros, tripulados por el Sr. Benjamín Hurtado.” (Caso muy notable entonces.)

     

    En la calle Hidalgo se encuentra una Cruz Blanca, fuero de su lugar original. Estaba un poca más hacia el sur, sobre una gran piedra casi cuadrada y poco inclinada hacia el poniente. Según la tradición esa piedra fue el altar donde se celebró la primera misa en Chapala Dicha piedra fue dinamitada cuado en 1924 se hizo el empedrado de la calle.

     

    Principales promotores del turismo en Chapala

     

    Mr. Séptimo Crow, parece que era de origen inglés. Por el año de 1895 vino a este lugar, se cree que por motivo de salud, a utilizar los baños termales de este lugar.

     

    Al Sr. Crow le fue grata su estancia en esta Villa y en tal virtud compró y edificó luego su casa donde actualmente es la Villa Montecarlo, después compró edificó la que fue la Villa Bell y ahora es residencia del Dr. D. José Angel Pulido en la calle Hidalgo. También edificó la Villa Josefina que vendió después a D. José Ma. Schnaider , quien desde luego la puso el nombre que aún conserva. Ya de viva voz, ya por medio de cartas comento mucho este señor Crow el turismo internacional y se recuerda ya desde entonces empezaron a venir varios extranjeros, que a su vez recomendaba las bellezas de este lugar.

     

    El año de 1903, cuando hacía sus preparativos para un viaje al extranjero enfermó y murió en la ciudad de México.

     

    Otro extranjero digno de mencionarse es el Cónsul inglés en México, Mr. Leonel Garden, que compró terreno y edifico como en el año 1896 la finca llamada Tialocan .Ese lote fue ante la propiedades de D. Manuel Cuevas ( fundador en éste de la familia de su apellido) que ocupaba la que hoy son la villa Ferrara, villa Sn. José, Villa Tlalocan y parte de la Villa Adriana; Mr. Garden vendió toda al Sr. D. Carlos Eximan y después de su muerte fue comprado por D. Manuel

     

    Cuesta Gallardo, quien se propuso hacer ahí una residencia veraniega para el Sr. Presidente del la república D. Porfirio Díaz. Dicha finca quedó terminada y arreglada totalmente para recibir a dicho personaje, que ya no volvió a ésta por los sucesos de 1910. Los herederos de este señor Cuesta Gallardo fraccionaron, vendiendo primero el terreno necesario para hacer la Villa Ferrara, después lo de Villa Sn. José, luego vendieron Tlalocan t por último lo que les quedaba, para hacer la Villa Adriana.

     

    También D. Ignacio Arzapalo fue atraído por primera vez a este lugar por las propiedades curativas de sus baños termales; vino a pasar una temporada, pero encontrando que también era excelente el clima y muy atractiva su belleza, decidió quedarse a vivir en el lugar, construir un hotel y arreglar una diligencia que lo conectara con Guadalajara y facilitar su venida. El famoso HOTEL ARZAPALO fue estrenado el año 1898. (28)

     

    EL Hotel Arzapalo tenía dos diligencias, (29) que hacían servicio diario, saliendo a las 4 de la mañana de Chapala a Atequiza y volviendo como a la 1 de la tarde. (30) 

     

    Había además dos coches guallines que salían casi diario como servicio especial. Tenía el Hotel en propiedad un vapor llamado “Carmelita”, que lo substituyeron más tarde por otro llamado “Fritz” que hacía servicio diario a Ocotlán, saliendo a las 9 y regresando a las 4 de la tarde.

     

    Había en el hotel como 36 cuartos, que en la temporada no quedaba uno solo desocupado.

     

    A los 7 años, habiendo progresado la empresa, edificó el mismo Sr. Arzapalo, bajo la dirección del Ing. Guillermo de Alba otro hotel, el “Hotel Palmera “ , que ocupaba lo que hoy es el Hotel Nido y el Hotel Niza, de dos pisos, con 96 cuartos, que se estrenó en 1908, llenándose todos los cuartos aun sin pintar. Tuvo el “Arzapalo” como Administrador sucesivamente a los Sres. Francisco Mándici, Antonio Seimandi, Antonio Mólgora y José Pérez.

     

    El Palmera también fue administrador por el dicho Mándici.

     

    Murió D. Ignacio Arzapalo en 1909 y el hotel se retiró de servicio como en 1918.

     

    El Sr. Presidente de la República Gral. D. Porfirio Díaz, venia anualmente como desde el año 1904 en la Semana Mayor (de lunes a lunes.) Siempre llegaba a la finca El Manglar, propiedad de su concuño el Lic. D. Lorenzo Elízaga (a este señor, a quien le apodaban “El Chato”, se debe el nombre de los cocteles llamados “Chatos”, que se preparan exclusivamente en Chapala y son de fama ente los amantes de los licores fuertes.) Con esta ocasión venían de temporada muchas familias de la aristocracia de México y otras de Guadalajara, que lucían aquí, compitiendo en elegancia, las dos aristocracia. En esos días venía, mandada por el Coronel Ahumada, la Banda de la Gendarmería del Estado.

     

    Su última venida fue a fines de marzo de 1909 a la misma finca El Manglar.
     

    Dn. Alberto Braniff. En 1906 la familia Braniff, compró la hermosa casa que está adosada al costado sur de la Parroquia, y venía cada año a pasar una o dos temporada (Semana Santa y Navidad) de un mes por lo menos. De entre esa familia se distinguió especialmente D. Alberto, que cada año organizaba alegres corridas de toros: forjaba con madera la plaza, haciendo él todos los gastos, toreaba personalmente y atraía a jóvenes distinguidos de Guadalajara y de México, en donde radicaba. A la muerte de su mamá, la Sra. Dña. Lorenza, quedó D. Alberto como dueño de la casa, hasta el año 1942 en que la vendió

     

    Este señor se distinguió también por su empeño en tener excelentes lanchas de motor, habiendo tenido siempre las más rápidas, así como su hermano. D. Tomás tuvo los mejores veleros. 
     

    D. Christian Schjetnan. Originario de Noruega, desde que hizo su primera visita a Chapala, por el año 1908, le gusto mucho, lo quiso y tuvo la idea de hacer conocer mundialmente sus bellezas, y así, a su regreso a Estados Unidos logró interesar a varias personas para formar con ellas una sociedad, con el fin de fomentar el turismo en Chapala. Su plan se dirigía a establecer atracciones igualando las que por entonces existían en algunos lugares de Europa y Estados Unidos, y así mismo, a dar facilidades para el transporte de los visitantes.

     

    Logró al fin fundar la sociedad de referencia, consiguiendo que se contara entre sus asociados varios capitalistas extranjeros y del país, figurando entre estos últimos el presidente D. Porfirio Días, el Sr. Limantour, D. Lorenzo Elízaga y otros.

     

    En 1909 se iniciaron los trabajos de construcción de un edificio para juegos y atracciones al que llamaron Yacht Club de Chapala. Era éste una casa de madera de muy buena clase, proyectada y hecha en los Estados Unidos, de donde se trajo para ser armada aquí. Sus medidas aproximadas eran de 60 mts. de larga, de oriente a poniente por 20 mts de anchura. Quedó colocada en alto sobre la laguna y montada sobre postería de fierro como a ciento cincuenta metros de distancia del muelle, desde donde partían otro muelle o puente especial construido de madera, montado en pilotes, con una anchura aproximada de dos o tres metros; como a mitad de este puente había una plataforma con maquinaria, plano inclinado, armadura etc. para sacar las lanchas fuera del agua para su reparación o inspección.

     

    El edificio, en general de un solo piso, constaba de oficinas, bodegas, un gran salón de baile, biblioteca, departamentos para servicio de restaurant, grandes terrazas a los lados norte, sur y poniente, con un mirador sobre el techo, que se adornó con el faro (sin funcionar) que está colocado actualmente.

     

    El casino Yacht Club tenía muy bonita y costosa candilería eléctrica, conectada a la planta de esta villa, reciente mente movida con motor de gas pobre, mejorada así por su propietario, Lic. D. Salvador Brihuega. (31)

     

    Todos los muebles, de muy buena clase, fueron traídos también de Estados Unidos, incluyendo la sillería, camarotes, loza, ropa de camas y comedores, etc.

     

    También importaron 3 veleros: “Cóndor” se llamaba el mayor, de unos 18 a 20 metros de largo, perfectamente equipado con camarotes y juegos de comedor para doce personas; fue el yate más grande que se ha visto en este lago, también único en esa forma y construcción, muy elegante. Lo tenía a su cargo un marinero noruego que en unión del Ing. Máttesson gustaba de manejarlo cuando el viento era más fuerte y había más oleaje, para lucirse en la maniobra que era muy atrevida y llamaba mucho la atención. Las dos balandras restantes eran chicas y poco constantes; una de ellas, la “Oslo” por un descuido zozobró en la Isla de los Alacranes al poco tiempo de haberla botado; la otra llamada “Urca” corrió igual suerte poco después; el “Cóndor”, cuando fue abandonada la empresa, se le abandonó también y fue destrozado por las aguas en las costas de Ajijic.

     

    En la primera quincena de abril de 1910 fue inaugurado el Yacht Club por el Sr. Salvador Pérez Arce Jr, en representación del presidente de la republica, Gral. D. Porfirio Díaz, con poca asistencia de invitados a causa de la intensa e inquietante propaganda maderista.

     

    El 27 de diciembre de 1911 se repitió la inauguración, ya con toda solemnidad, acudiendo a esta fiesta personajes de México y de Estados Unidos, asistiendo en su mayoría los accionistas con sus familiares. Hubo regatas de veleros y lanchas de remos, y los vecinos de Chapala gozaron con la presencia de estos eventos así como con otros festejos populares y fuegos artificiales, que fueron quemados sobre una plataforma especial levantada sobre pilotes de fierro a unos cuarenta metros al poniente de Yacht Club.

     

    Debido a la situación turbulenta que por esa época prevalecía en el país, ya no se continuaron las demás construcciones proyectadas por la sociedad; es más: fue preciso dejar abandonado el Yacht Club, que había quedado al cuidado de D. José Pulido, como Administrador; la servidumbre para el local se componía de unas seis personas, cobrando todos ellos sueldos por medio de remesas que se les hacían periódicamente, el personal se buscó trabajo en otros lugares, hasta que quedó totalmente abandonado en 1914. Se empezó entonces a utilizar este recinto en fiestas, francachelas y todo aquello que puede esperarse de un lugar bien construido, pero sin dueño. Poco después fueron desapareciendo los muebles y demás enseres, hasta que vino a apiadarse de su sufrimiento el fuego, provocado por un chapalteco que se dedicaba a quemar cartas de la novia que lo acababa de calabacear, no valiendo luchas ningunas para apagarlo, y durando el incendio como 25 minutos solamente. Esto ocurrió en noviembre de 1917.

     

    El señor Schjetnan pudo continuar en 1918 la segunda parte de su programa de trabajos en pro de Chapala; en esa ocasión venía patrocinado por una nueva sociedad denominada “Campaña de Fomento de Chapala, S. A” , y de la cual era Presidente el propio Sr. Schjetnan. Comenzó por realizar rápidamente los trabajos de construcción de la vía del ferrocarril que corrió desde la estación de este lugar a La Capilla, para entroncar en dicha estación con los Ferrocarriles Nacionales de México; simultáneamente se armaron dos grandes vapores: el “Vicking” para pasajeros, (muy hermoso, de dos pisos) y “La Tapatía” para carga; los cuales por varios años hicieron su recorrido por los pueblos ribereños, teniendo su horario de salidas y llegadas en combinación con el horario del Ferrocarril. Se construyó aquí también el hermoso edificio para la estación del ferrocarril, así como algunos bungallows estilo el gran Hotel Plaza, que según los proyectos publicados por la Cía. tendría que ser todo un señor hotel, con capacidad para 500 personas.

     

    El ferrocarril se inauguró en 1920 y estuvo como seis años en servicio, haciendo primero un viaje por la mañana y otro por la tarde, después era sólo un viaje que salía por la mañana de Guadalajara y regresaba por la tarde. Salía el tren de la estación del Ferrocarril Central y su oficina de boletos estaba en la esquina 16 de Septiembre y Madero. Tuvo también la empresa dos elegantes autovías para servicios pequeños, que no dieron resultado. Desgraciadamente el hecho de entroncar con los Ferrocarriles Nacionales lo hizo muy caro e incosteable, nunca fueron suficientes sus ingresos para cubrir sus fuertes gastos; por otra parte el servicio de camiones de Guadalajara a Chapala, que ya comenzaba a hacerse con regularidad, acabó por darle mate al F. C., que terminó, dejándolo abandonado el año 1926 en que la Laguna subió hasta cubrir más de la mitad de los carros; subió el agua cerca de un metro sobre el piso de la estación anegándola, y fue abandonada la empresa del ferrocarril así como sus edificios.

     

     

     

     

    Los barcos tampoco tuvieron el éxito esperado por ser sumamente costoso su sostenimiento, tanto por su tripulación como por el combustible. Se hacía el servicio diario entre Chapala, Tuxcueca, Tizapán, Cojumatlán y la Palma, pero la competencia de otros barcos más económicos y más rápidos por ser de menor recorrido, obligaron a la Compañía a suspender dicho servicio. El “Vicking” terminó rompiendo las olas sus amarras y destrozándolo contra el muelle de la estación.

     

    En 1867, se funda la “Compañía de Navegación por Vapor en el Lago de Chapala”, dirigida por el Sr. Duncan Cameron y cuyo vapor “Libertad” ofrecía el siguiente intinerario: salida los sábados a las 6: 00 a.m., de Chapala a La Barca, Ocotlán y Jamay; regreso el lunes a la 6:00 p.m. Los miércoles el vapor haría la ruta a Tuxcueca, Tizapán y Palma, con regreso el jueves.

     

    En cuanto a la Estación, es un hermoso edificio, construido a todo lujo, pero que, desgraciadamente siguió marcando el paso de la decadencia completa del F. C., hasta que terminó por estar convertido actualmente en establo de animales y trojes de rancho.

     

    Los bungallows, abandonados, siguieron también el derrotero que el resto de las construcciones.

     

    El Sr. Schjetnan fue un ferviente promotor del turismo de Chapala, y soñaba con verlo convertido en un paraíso. Hizo publicidad en muchos lugares del extranjero y a él se debe en muy grande parte que Chapala haya adquirido fama como centro turístico en el extranjero.

     

    Honradamente Chapala le debe mucho al Sr. Schjetnan que aunque noruego fue a la verdad un chapalteco de corazón, y si bien es cierto que nunca lo acompañó el éxito en sus proyectos, no por eso debe quedar sin estimarse su labor pro-Chapala. Terminada la empresa y para utilizar la vía existente un señor de Chapala de apellido Arciniega puso por su cuenta unos autovías que él mismo construyó y que dieron mejor servicio, durante algún tiempo.

     

    El Club Automovilístico Jalisciense. fue promovido, entre otros, por los señores D. José Ma. Schnaider, D. Eugenio Pinzón, D. Ignacio Castellanos, Lic. D. Aurelio González Hermosillo, D. Andrés Somellera, D. Ernesto Paulsen, D. Federico Newton, el Ing. D. Guillermo de Alba y otros, todos ellos grandes chapalistas, que fomentaron el automovilismo entre Guadalajara y esta Villa arreglando al efecto cada año el camino real a su costo. Es de notar especialmente la devoción del Sr. Schnaider (a quien cariñosamente se le llamaba “El Papi Schainder”) que apenas terminaba la estación de lluvias, en que no se podía venir, era el primero en llegar a Chapala y el último en irse.

     

    La carretera. La primitiva carretera seguía el antiguo camino real o carretero, que saliendo de Guadalajara pasaba por terrenos de Las Juntas y Sta. Cruz, por Charco Prieto, Las Animas, El Zapote, El Capulín y La Calera, tocaba también Santa Rosa, las Haciendas de Cedros y Buenavista, pasaba cerca de Ixtlahuacán y tacaba por fin Sta. Cruz de la Soledad y la Hda. de La Labor; llegando a Chapala por frente al campo santo hasta el muelle.

     

    Como en el año 1925, a iniciativa del Club Automovilístico Jalisciense y bajo la dirección del Sr. D. Antonio Bauci, italiano, práctico en ingeniería de caminos, se mejoró dicho camino, cambiando su ruta en algunos lugares, emparejándolo con revestimiento de tepetate, señalando los kilómetros y declarándolo por fin carretera para automóviles; se arreglaron asimismo alcantarillas, se construyeron puentes y se hizo que el camino tocara a Ixtlahuacán, etc. Por este tiempo el Lic. D. Aurelio González Hermosillo, ya enfermo, dijo: “Ya pronto tendremos un buen camino para venir por gusto y no por sacrificio.”

     

    En 1931 se modificó la carretera para automóviles, haciéndola más derecha y empedrándola; más tarde fueron petrolizándola poco a poco hasta dejarla terminada en 1937. De la actual supercarretera hablaremos más tarde.

     

    Las diligencias

     

    Las diligencias del Hotel Arzapalo fueron conducidas todo el tiempo por los populares D. Nicho y D. Pancho Alcántar, quienes fueron famosos por no haber llegado a tener accidentes de consideración durante sus diarios recorridos hasta Atequiza. En la época de la revolución carrancita, por los años 1915 y 1916, en que los revolucionarios se posesionaron de los trenes y no había servicio para los particulares, los viajes de dichas diligencias se estuvieron haciendo directos entre Chapala y Guadalajara, con duración mínima de 12 horas, incluyendo el tiempo empleado en Santa Rosa para cambiar tiro de mulas y que comieran el pasaje.

     

    Autobuses. Por el año 1917 los Sres. Garnot y Maldonat de Guadalajara, y Chapala. Dicho vehículos eran unos carros enormes, de llantas sólidas, con capacidad para 40 pasajeros, con asientos transversales en que se acomodaban cinco pasajeros: pero no fue costeable su explotación por razón del elevado precio que se cobraban por el pasaje, amén de la duración del viaje que se hacía en 5 horas como mínimo; siendo casi siempre mayor a causa de las frecuentes descompostura que sufrían los autobuses, y también por lo golpeado que llegaba el pasaje a su destino a causa del rodado tan duro que tenía, por lo que el público prefirió volver a hacer su recorrido en diligencia por Atequiza.

     

    Las últimas y definitivas mejoras materiales que se han hecho en Chapala se deben a la inteligente y enérgica iniciativa del Gobernador del Estado Lic. D. J. Jesús Gonzáles Gallo en su período de gobierno del año 1947 al año 1953, en que transformó este humilde lugar de veraneo en un puerto a la altura de su importancia, como lugar de turismo de fama internacional.

     

    Desde luego, hizo una gran carretera. Comenzando ésta desde el parque del Agua Azul en Guadalajara hasta la Glorieta Central cerca de sn. Pedro, va con doble avenida de 10 metros de ancha cada una y con camellón por el centro; de ahí a la desviación del Campo Aéreo, en el kilómetro 17, tiene un ancho de 18 metros; de ahí a Chapala lo tiene de 12 metros en toda su longitud. Se le quitaron, terraplenando hondonadas las indispensables de las montañas que rodeaban el Lago y la cuesta del cerro de Las Juntas, para pasar sobre la vía del tren. De Chapala parte otra carretera que va a Jocotepec, para juntarse con la carretera de México; que esta última parte no la alcanzó a pavimentar.
     

     

    Hizo un espacioso y como bulevar (en francés boulevard) desde el puente de entrada hasta el muelle, que dobla a la izquierda con un hermoso paseo por la orilla de la laguna y da vuelta hasta la Estación. Los que lo vimos hacer quedamos admirados de la grandiosidad del esfuerzo con que se hizo todo esto. (32)

     

    Se acondicionaron dos excelentes y cómodos locales para las escuelas del Estado.

     

    Un simpático y cómodo mercado, que se bautizó con el nombre de “José Encarnación Rosas” ( Único caso en que se ha hecho honor aquí a los héroes locales.)

     

    Y sobre todo, se dotó a la población de un buen servicio de agua potable y drenaje que le dejara en condiciones muy aceptables de decencia.

     

    Este mismo Gobernador organizó el año 1950 unas regatas internacionales, que de haber continuado con su Club de Regatas, sería una bese sólida de turismo y vida social.

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    03 Jan 2016 - 07:15 pm

    Falta la industria refresquera de Salvador Perez Arce en chapala en la calle Hidalgo No. 243.

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