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Javier Raygoza Munguía Director del semanario PÁGINA Que sí se lee! de la Ribera de Chapala |
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Historia del Transporte en Chapala En la actualidad el viaje a Chapala es rápido o demasiado lento, agradable o riesgoso. No hay día, principalmente en los fines de semana, en que no se registre un accidente o un grave embotellamiento. Los años y las estadísticas de los accidentes nos han demostrado que, pese al bombo y platillo con que se inauguró la carretera (Autopista Guadalajara-Chapala, para más señas) y el Gobierno en turno lo cacareó hasta el cansancio, está mal diseñada y numerosas ocasiones ha sufrido modificaciones de ingresos, retornos, pero sólo hasta que se cubre la cuota de muertes en los puntos conflictivos que la burocracia requiere para intervenir y medio solucionar el problema. De los dos días a caballo que se hacían desde Guadalajara por torturosos pero sin duda, singulares y aventurados caminos con hermosos paisajes, a los 40 o 60 minutos que ahora se hacen, (siempre y cuando no haya un trailer volcado, un horrible accidente en alguno de los peligrosísimos cruces), el venir a Chapala tiene una interesante historia. El Director
Más de cuatro siglos han tenido que pasar para poder reducir el tiempo de un viaje entre Guadalajara y Chapala, de dos días que se hacían a caballo por aquellos primitivos caminos de herradura, hasta la media hora que se ocupará en este año al entrar en servicio la moderna autopista en construcción. Pero en medio de estos dos extremos existe una larga historia de esfuerzos, sacrificios y anhelos por parte de numerosas generaciones de tapatíos que en diferentes épocas hicieron notables progresos, para su tiempo, a fin de estrechar la comunicación entre la ciudad y el lago. Uno de estos avances fue el establecimiento del servicio ordinario de diligencias, en el siglo pasado, que con mejoras y rectificaciones al camino permitió reducir de dos días a 12 horas el tiempo del traslado a Chapala; después vendría el servicio de autobuses, que a partir de 1917 redujo el viaje a cinco horas; más tarde, en 1920, el ferrocarril permitiría viajar a Chapala en dos horas; en los años treinta el camino sería nuevamente rectificado y asfaltado por ver primera, lo que permitió reducir a una hora y media el recorrido en automóvil y en 1953 se terminaría la primera carretera propiamente dicha, que se pudo recorrer en sólo una hora.
A principios del Siglo XVII el obispo Alonso de La Capital de “Saliendo de esta ciudad de Guadalajara hacia la banda del Sur”, dice Alonso de El primitivo camino de arrieros y de carretas acondicionadas para el transporte de productos, que duraban en el trayecto hasta dos días, fue mejorando con el paso del tiempo, convirtiéndose en camino de carruajes para el transporte de personas, que tal suerte que ya durante El antiguo camino real salía de Guadalajara pasando por terrenos de Las Juntas y Santa Cruz, por Charco Prieto, Las Ánimas, El Zapote, El Capulín y Por el año de El sistema de la arriería como medio de comunicación y transporte entre Guadalajara y Chapala se prolongó durante mucho tiempo después de establecido el servicio ordinario de diligencias e incluso años después de inaugurado el Ferrocarril Central que comunicaba a esta ciudad con En el año de 1893, en su interesante obra “Vagancias y Recuerdos”, el escritor Eduardo A. Gibbon habla de un viaje que hizo al Mar Chapálico, partiendo de Guadalajara en el Ferrocarril Central hasta Atequiza, donde contrató los servicios de un arriero para continuar a Chapala. ”En compañía de un arriero vivaz, simpático y diligente, llamado por sus compañeros El Güero”, dice, “tomaba rumbo a mi destino, pasando al trote, por entre los extensos edificios que comprenden: el magnífico molino, la iglesia y casa señorial de -¿Qué distancia hay de Atequiza a Chapala? -Pues, siñor amo, me contestaba El Güero, mis bestias hacen tres horas de camino de la estación del tren hasta llegar al pueblo, orillas del lago. -¿Pero bien, cuántas leguas habrá? -Pues siñor, unos dicen que cuatro y media horas y otros que cinco leguas largas; ¡quién sabe quién tendrá razón! pero pa’ qué apurarse si al fin hemos de llegar vivos o muertos…” Horas después de esta no muy reconfortante respuesta “entrábamos por una vía derecha y larga, de estas que forman la calle real de todo pueblo… ¡silencio adormecedor el de esta población de pescadores! tan tranquila que sólo se oye al mediodía el zumbido de las nubes de moscos y el aleteo de los gavilanes cruzando por el espacio”.
El tiempo de las diligencias A partir de la segunda mitad del Siglo XIX hubo esfuerzos oficiales por arreglar el camino a Chapala a fin de facilitar el tránsito de las diligencias. Hay en el Archivo Histórico de Jalisco un documento que habla de la iniciación de un servicio ordinario de diligencias a partir del día 8 de noviembre de 1866. El día 5 el ayuntamiento de Tlajomulco comunica al Secretario de Asimismo se acordó que pusiera en conocimiento a esa Subprefectura para que se ordene a las municipalidades de la misma comprensión la compostura del camino en la línea de Guadalajara, en virtud de estarse arreglando el tránsito de carruajes, como es el de la diligencia que desde el día 8 va a comenzar a operar”. En 1879 el Gobernador Jesús Leandro Camarena informa que se gastaron 40 pesos en la compostura del camino a Chapala. A fines del siglo pasado aumentó la fama de los baños termales y en busca de salud llegaron a Chapala, entre otros, don Ignacio Arzapalo, quien construyó un hotel al que puso su nombre e inauguró en 1898. También decidió arreglar una diligencia que lo conectara con Guadalajara y para facilitar el transporte de los viajeros, el Hotel Arzapalo tuvo dos diligencias que diariamente salían de Chapala a las cuatro de la mañana rumbo a Atequiza, volviendo como a la una de la tarde. Las diligencias del Hotel Arzapalo fueron conducidas todo el tiempo por los populares don Nicho y don Pancho Alcántar, quienes fueron famosos por no haber llegado a tener accidentes de consideración durante sus diarios recorridos hasta Atequiza. En la época de La época del automóvil En su obra “Chapala”, Antonio de Alba dice que “El día 31 de diciembre de Por el año de 1917 los señores Garnot y Maldonat, de Guadalajara, establecieron un servicio de autobuses “Wichita” entre Guadalajara y Chapala. Dichos vehículos eran unos carros enormes, de llantas sólidas, con capacidad para 40 pasajeros, con asientos transversales en que se acomodaban cinco personas; pero no fue costeable su explotación por razón del elevado precio que se cobraba por el pasaje, amén de la duración del viaje que se hacía en cinco horas como mínimo, siendo casi siempre mayor a causas de la frecuentes descomposturas que sufrían los autobuses y también por lo golpeado que llegaba el pasaje a su destino a causa del rodado tan duro que tenía, por lo que el público prefirió volver a hacer su recorrido en diligencia por Atequiza. A partir de 1917 y hasta la fecha casi no hay Memoria de Gobierno que no hable de los esfuerzos que se hacen para mejorar la ruta a Chapala, lo que demuestra que desde hace mucho tiempo es un camino muy popular y no sólo par ricos, como dijera un alto funcionario federal del pasado. En 1917 el Gobernador Manuel Macario Diéguez informa haber autorizado al Club Automovilista Jalisciense para cobrar durante 20 años cuotas correspondientes a 500 automóviles de servicio particular, exceptuando médicos en ejercicio, que voluntariamente se inscribieran en el mismo. A cambio de esta concesión, el citado organismo se obligaba a concluir el camino que unía a Chapala con esta capital. El Gobernador Tomás López Linares informa en el mismo año 1917 que el Presidente de De igual manera, en 1920 el Gobernador Luis Castellanos Tapia informa sobre una subvención al Club Automovilista Jalisciense para que concluya los caminos a Chapala y Tlaquepaque y construya el proyectado entre Chapala y Jocotepec. En 1922 el Gobierno del Estado nombró al Sr. Leopoldo Robles, Sobrestante de Edificios Públicos, como responsable de las obras en el tramo del Agua Azul. El Estado entregó118 pesos 15 centavos al Sr. Robles para gastos erogados en esas obras, además de colaborar con herramientas. En ese mismo año el Gobierno Estatal nombró al Sr. Antonio Bauci como director de las obras de caminos para automóviles de Chapala y Tlaquepaque, con un sueldo de 225 pesos mensuales y en 1925 se dieron por terminadas las obras; el camino fue rectificado y emparejado con tepetate; se construyeron alcantarillas y puentes y se hizo que tocara a Ixtlahuacán. Entre otros entusiastas “chapalitas” colaboraron en las obras José Ma. Schneider, Eugenio Pinzón, Ignacio Castellanos, Aurelio González Hermosillo, Andrés Somellera, Ernesto Paulsen, Federico Newton y Guillermo de Alba, quienes año con año arreglaban el camino, fomentando el automovilismo. Se cuenta que por ese camino el Lic. Aurelio González Hermosillo, ya enfermo, dijo: “Ya pronto tendremos un buen camino para venir por gusto y no por sacrificio”. En En 1927, en plena Guerra Cristera, el Gobernador provisional Silviano Barba González dice que el camino a Chapala tiene un tránsito de 100 vehículos diariamente y que ha sido reparado en su totalidad. Por su parte, Margarito Ramírez señala en 1928 que más de 150 trabajadores formas las cuadrillas permanentes que trabajan en la reparación de varios caminos, entre ellos el de Chapala y que ha entrado en pláticas con compañías constructoras para petrolizarlo.
Mejoras en los añoS 30’s El Gobernador Ruperto García de Alba dice en 1931 que la carretera a Chapala cuenta con un nuevo trazo que se abrió pasando frente a Sebastián Allende informa en 1933 que se terminaron de empedrar los últimos kilómetros de la carretera a Chapala. Un año después dice que se iniciaron los estudios para rectificar el trazo de dicho camino en sus 27 primeros kilómetros. Por estos días la prensa local toca con frecuencia el tema. El ingeniero Luis Quiebrera Serna escribe un artículo diciendo que “El hermosos cerro que estrecha al poblado contra el lago será domado con una carretera asfaltada que serpenteará por sus flancos, en donde de trecho en trecho se construirán glorietas que servirán de atalayas para admirar los paisajes lacustres y sus diversas manifestaciones de serenidad”. En febrero de 1934 otro artículo sobre “El servicio de automóvil a Chapala”, dice que “No cabe la menor duda que Chapala está llamada a ocupar un lugar de gran significación en el turismo nacional y extranjero… pero en lo que respecta a los “Cuando al turista se le informa que en hora y media se le transporta de Guadalajara a Chapala y se le dice que aunque los automóviles tiene mal aspecto, el motor funciona debidamente, con gusto favorece al que ofrece el servicio de transporte con lo que importa el pasaje, pero qué desilusión y contrariedad la que sufre al tener que esperar o ayudar, muchas veces, ya a pegar parches en los neumáticos, ya a poner agua en el radiador o cuando esto no sucede, llegar a Chapala confundido entre la carga que suelen recoger por el camino”. “Solamente de pensar en el regreso, el genio se irrita y Chapala ante los ojos de estos turistas desafortunados, se presenta triste y de una monotonía insoportable. Mientras sigamos en esta vieja rutina, cábenos tan sólo la esperanza de que Chapala será un gran centro turístico; mas no por eso dejaremos de compadecer al turista y admirar su heroísmo”. Un informe de Everardo Topete informa en 1936 que la carretera a Chapala “se está rectificando y habrá de ser pavimentada”; habla de obras de conservación y alineamiento en 1937 y en 1938 dice que se terminó la pavimentación con “macadum bituminoso” en 30 de los Por eso tiempo aparece en la prensa local el siguiente anuncio: “Si el servicio de transportes por autobuses modernos es tan cómodo y tan económico, no tiene necesidad el dueño del coche de llevarlo para sus viajes a Chapala, desde las En 1940 Silvano Barba González, ya como Gobernador constitucional, informa que se dio un segundo riego de “emulsión asfáltica” a la carretera Guadalajara-Chapala; también se ampliaron las curvas más importantes para evitar volcaduras, invirtiéndose en dichas obras 20,027 pesos. En 1941 vuelve a informar sobre trabajos de conservación, lo mismo que en 1942 y 1943, señalando que “con ello se suple la mala calidad de la obra inicial”. Marcelino García Barragán habla en 1944, 1945 y 1946 de reparaciones consistentes en bacheo de concreto asfáltico y en 1946 precisa que se gastaron en estos trabajos 131,526 pesos 62 centavos a lo largo de los
Jesús González Gallo emprendió en 1948 la modificación radical del trazo de la carretera a Chapala, con una erogación de 541,866 pesos 90 centavos. En 1949 González Gallo informa que se terminaron las terracerías, revestimientos y obras de arte en el tramo comprendido entre En 1950 el propio González Gallo informa que la longitud del camino se redujo de
Chapala tenía por ese tiempo 5,000 habitantes. Del Parque Agua Azul hasta Si en 1925 era común hablar de la “carretera” a Chapala, en 1953 se calificó a la nueva obra como una “súper carretera”. Al viejo camino se le quitaron hondonadas y se le cortaron alturas, casi todas las cuestas, excepto la de las montañas que rodean el lago y la del Cerro de Las Juntas, para pasar sobre la vía del tren. Y prosiguieron las obras de conservación por parte de los sucesivos gobiernos. En 1957 Agustín Yáñez informa que sólo la carretera a Chapala demandó en conservación 539,779 pesos 32 centavos. Juan Gil Preciado menciona en 1961 la continuación de las obras de la carretera Chapala-Jocotepec y en 1962 habla de algunas mejoras en la de Chapala. En su informe de 1966, Francisco Medina Ascencio menciona como camino en construcción el de Guadalajara-Chapala. Alberto Orozco Romero habla a principios de los años 70 de obras de mantenimiento sobre la misma ruta, donde por entonces circulaban 7,000 vehículos diariamente, pasando de 20,000 los domingos. Flavio Romero de Velasco dice en 1981 que se gastaron 97.1 millones de pesos en el “subprograma de modernización de rutas”, entre ellas la de Chapala. Enrique Álvarez del Castillo informa en 1986 sobre un gasto de 14,000 millones de pesos para conservar, mejorar y ampliar la red caminera, incluyendo la modernización y ampliación del camino a Chapala.
Epílogo... hasta ahora Javier Raygoza Munguía Correspondió al Gobernador Guillermo Cosío Vidaurri construir la autopista de cuatro carriles que reduciría a sólo 30 minutos el viaje en automóvil a Chapala (en teoría), al poderse recorrer el trayecto a una velocidad de El trazo de la autopista es el mismo que el actual, con La inversión total en la autopista, desde Agregar un comentario |
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Anónimo
23 Nov 2018 - 10:11 am
MUY BIEN POR MI BUEN Y FINISIMO AMIGO JAVIER, POR TODA LA APORTACION QUE TRAE A LA ZONA DE CHAPALA EN EL SENTIDO DE LA NOTICIA, HISTORIA Y MUSICA. MERECE UN LUGAR PREPONSDERANTE EN ESTA BELLISIMA ZONA DEL LAGO DE CHAPALA.