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Javier Raygoza Munguía Director del semanario PÁGINA Que sí se lee! de la Ribera de Chapala |
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Una de las fases muy interesantes de nuestra historia patria y de esta región de Chapala es la guerra de independencia, en la que tenemos también nuestros héroes; y puede decirse que nuestro amado Lago fue escenario de una de las acciones más heroicas y más limpias de esta guerra, y nuestros héroes insurgentes pueden ser también de los más simpáticos y ejemplares. Sin embargo, casi nadie se acuerda de ellos.
Empecemos planeando el cuadro general, que luego ellos mismos hablarán. El primer enviado de Hidalgo para levantar ejércitos insurgentes y quitar del gobierno a los europeos en los estados de Jalisco y Colima fue D. José Antonio Torres, a quien llamaban El Amo Torres; hombre culto, con don de mando, originario de un pueblo del estado de Guanajuato limítrofe con el de Jalisco que se llamaba Sn. Pedro Piedra Gorda, hoy Ciudad Manuel Doblado. Era por ese tiempo administrador de una hacienda, pero comisionado por Hidalgo la abandonó y junto con D. Miguel Gómez Portugal y un tal Navarro levantó en armas toda la región desde Pénjamo hasta Guadalajara y esta región del Lago de Chapala.
Al suscitarse la guerra de independencia, además de la audiencia de gobierno, formóse en Guadalajara una llamada junta auxiliar, para luchar contra los insurgentes; ésta levantó un ejército de doce mil hombres que los dividió en dos partes, una fue la mando del oidor español D. Juan José Recacho, llegó hasta
Se entrega Con estas derrotas decayó el espíritu militar en los defensores del gobierno virreinal de Guadalajara; D. Roque Abarca, el Presidente de
D. José Ma. Mercado Las autoridades y los ricos españoles habían huido a Tepic y Sn. Blas, pero ya antes Torres había comisionado al Sr. Cura de Ahualulco D. José María Mercado, para insurreccionar esa región; se levantaron de Ahualulco, Etzatlán y Tequila cerca de mil hombres, armados pocos con armas de fuego, los más con lanzas y ondas y se dirigieron a Tepic; al llegar a Mercado el día 20, se le rindió la ciudad, pasándose a sus banderas la tropa y artillería; puso a su padre de autoridad y marchó contra Sn. Blas. Este puerto, después de pactar con sus defensores se le rindió el 1o. de diciembre.
D. Miguel Hidalgo en Guadalajara D. Miguel Hidalgo salió de Valladolid para Guadalajara el 17 de noviembre, donde fue recibido pomposísimamente, donde se le dio trato regio y el título de Alteza Serenísima y donde publicó bandos aboliendo la esclavitud y los tributos. (12) Pero antes ya el Virrey había organizado sus ejércitos y mandado dos a esta región, al mando de los generales D. Félix María Calleja y D. José de
El General Cruz De Guadalajara se fue el Gral. Cruz a Tepic y San Blas, que capturó y volvió luego a Guadalajara a hacerse cargo del gobierno de
Situación de nuestro Estado El historiador D. Carlos Ma. Bustamante en el SUPLEMENTO al libro TRES SIGLOS DE MÉXICO del P. Cavo, nos describe la situación de nuestro estado, en el No. 118 y siguientes de su capítulo sobre el Gobierno del Virrey Calleja diciendo: «118 -Al comenzar la revolución se creyó por muchos, y no sin fundamento, que Jalisco por su extensión y recursos, no menos que por su posición geográfica, sería teatro de las mayores acciones militares, pero la experiencia hizo ver que este era un engaño, pues allí faltó una cabeza que supiese reunir todos los elementos y dar orden a la revolución. 119. -Tomando por texto una exposición de Cruz, se dio idea del estado de la guerra en aquel tiempo, es decir, en 9 de abril de 1812, y por ella se ve que aunque había muchas partidas diseminadas en la provincia y a las que se les perseguía por el Virrey Venegas le había confiado el mando al general Cruz de las provincias de Guanajuato y Michoacán, sin perjuicio de que gobernase al de Jalisco: hasta 21 de abril de 1813 en que se le confirmó a Iturbide el mando de la de Guanajuato. Cruz se desempeñó por medio de Ríos, juez de acordada, de Quintanar, y principalmente del Teniente Coronel D. Pedro Celestino Negrete y del Coronel D. Manuel Angel Linares, los cuales bastaron no sólo para sofocar la revolución en aquella provincia, sino también en Guanajuato y otros puntos.»
Muerte de D. José Antonio Torres En 1812 el caudillo de más valer, D. José Antonio Torres, fue sorprendido en Palo Alto, cerca de Tupátaro en Michoacán, con cuatrocientos hombres, que todos perecieron en el combate, unos acuchillados, otros quemados en unas trojes que les servían de refugio, y sólo Torres fue tomado vivo para llevarlo a Guadalajara. Allí también fue escarnecido por ahorcado, descuartizado su cadáver, quemados sus restos, aventadas sus cenizas, infamada su memoria y arrasada su casa y sembrado de sal el terreno que ocupaba.
Los insurgentes de Chapala En ese mismo año, operaba por la orillas del Lago de Chapala José Encarnación Rosas, nacido en el pueblo de Tlachichilco (queda este pueblo actualmente como a cuatro leguas y media al oriente de Chapala, en la misma ribera del Lago, pero entonces estaba como una legua más adelante. En cuanto al gobierno Civil pertenece a Poncitlán y en cuanto al eclesiástico es jurisdicción de Chapala.) fue Rosas, dice el historiador jalisciense Santoscoy, hijo de un pescador del lugar llamado Pedro, era joven muy robusto, de complexión atlética, que hacía tiempo operaba por las distintas riberas del Lago, de acuerdo con el rico hacendado D. Luis Macías, dueño de
Combates El historiador Bustamante en el No. 121 y siguientes del Capítulo ya citado y que habla sobre el Virrey Calleja, nos sigue diciendo que:
«121.- En 1o. de noviembre de 1812 el realista José Antonio Serrato atacó, siendo comandante de
«122.- El día 3 del mismo mes y año se pasaron Rosas y Santa Ana con toda su fuerza al pueblo de Poncitlán, en donde estaban reunidos todos los dispersos de Serrato, a las órdenes del comandante de aquel pueblo D. Rafael Hernández, quien con mayor número que tenía, de aquel vecindario, de Atotonilco, Ocotlán, Tomatlán, Zapotlán de Rey, Arandas, Jamay y más refuerzo que vino de
«123 .- Pocos días después vinieron a atacar a estos de Poncitlán al cerro de Sn. Miguel; pero salieron a recibir al enemigo al camino, y lo rechazaron.» Isla de Mexcala
Informados nuestros insurgentes de que los comandantes Celestino Negrete y Manuel Pastor iban a atacar en combinación por distintos puntos y con fuerzas del todo superiores a las suyas, les indicó el Sr. Cura D. Marcos Castellanos la conveniencia de retirarse a
Para que se entienda mejor la narración siguiente, daremos una breve descripción del lugar de los acontecimientos.
El Lago de Chapala ya sabemos cómo es: que está a 16 leguas al sur de Guadalajara, que tenía en ese tiempo 80 leguas de circunferencia con pueblos en su orilla norte desde Chapala hacia el oriente como Sn. Nicolás, Sn. Juan, Tlachichilco, Mezcala y Sn. Pedro Ixicán, la salida del río hacia Ocotlán y Poncitlán y el pueblo de Jamay. En la ribera opuesta estaba lo que ahora es la ciénega, hasta cerca de Guaracha y Sahuayo,
La isla de Mezcala es un fuerte inexpugnable por su posición en medio del agua y por su elevación en ronca firme; más cargada al norte y un poco al oriente de la laguna; su distancia a la parte más cercana de la orilla es de 6 ó
Fue el propio Sr. Cura D. Marcos Castellanos quien dirigió las obras de defensa, formando fuertes cercas en los puntos vulnerables, abriendo cortadas, así como clavando fuertes estacas afiliadas en el fondo del lago; no se descuidó el avituallamiento, se formaron bodegas e hicieron multitud de jacales, ideando de paso el establecimiento de una fábrica de municiones.
Se pusieron de acuerdo con D. Luis Macías, a quien ellos llamaban su Brigadier, y que operaba por las orillas del lago, para que hiciera reconcentración de vituallas, hecho lo cual se retiraron a la isla.
La fuerza permanente que por lo general defendió la isla en el transcurso de los cinco años se componía de 1,000 hombres, aparte niños y mujeres.
Linares en Tizapán
El teniente coronel D. Angel Linares se movilizó a Tizapán, lugar en el que fusiló a algunos vecinos que le parecieron sospechosos, aprehendió a la mujer de Encarnación Rosas y prendió fuego a la población, dedicándose desde esa fecha a concentrar tropas por las orillas del lago, en espera de una lancha cañonera y unos grandes botes que se habían mandado construir al apostadero de Sn. Blas, ardiendo en deseos de atacar la isla. Con el General Cruz consiguió se le permitiese hacer un reconocimiento, órdenes que le fueron giradas en el sentido que lo hiciera con sumas precauciones.
Primera batalla naval
El 26 de febrero de 1813 le pareció conveniente embarcarse, y lo efectuó en una canoa bastante grande, acompañado por su destacamiento, así como en seis canoas más que partieron de Jamay.
Buenos centinelas apostados en la isla, bien pronto descubrieron los barcos que se acercaban y dieron el grito de alarma. Violentamente se apercibieron las humildes canoas para el combate, diestros remeros ocuparon sus puestos y pusieron proa hacia la flota enemiga.
Linares, que observó los preparativos y la marcha que se hacía en su contra, se aprestó a la lucha, pero más tardó en darse cuenta de ello cuando ya tenía dos canoas volcadas, abordaron la suya y se apoderaron del resto; sólo una logró huir llevando al Capitán Galli y unos cuantos más que se salvaron a golpe de remo y por haber venido retrasados en la formación.
El desastre fue espantoso para los españoles; el sanguinario realista Linares fue hecho prisionero y llevado rápidamente a la isla, juzgando y trasladado a Tizapán, lugar en que se le ahorcó en la plaza, en muy justo castigo por sus crueldades. Más de sesenta soldados realistas perecieron durante el abordaje, dieciocho cayeron prisioneros, de los cuales se perdonó a dos y el resto fueron fusilados en la isla, este fue el saldo de la primera batalla naval librada en el lago de Chapala.
Crece la guerra
La pérdida de este jefe, juntamente con la gente que se había perdido en Mezcala y Poncitlán, excitó de tal manera la rabiosa ira del Comandante General y Gobernador D. José de
Mientras estos aprestos s hacían, que por supuesto demandaron algún tiempo, nuestros isleños no lo pasaron en vano, pues cuidaron de acopiar víveres, trayéndolos de la costa de Tizapán, pusieron sus oficinas de pólvora y balas, introdujeron 13 cañones que trajeron de los Reyes, fabricaron sus jacales e iglesias y perfeccionaron sus murallas de tal suerte que al ras del agua con una contra muralla d piedra se defendía a la primera y evitaba la fuga de los ignorantes que llegaban a tocar entre ambas.
Hechas de uno y otro partido las prevenciones referidas, las guerras siguieron con tanta actividad que casi no había día o noche sin combate y sin que los enemigos de la independencia experimentasen funestos descalabros. El primer caudillo de El General de
Les piden que se rindan
Sin embargo, y en contra absolutamente de su común manera de obrar, hizo envío de parlamentarios que tratasen sobre una rendición decorosa o una guerra total. El parlamentario llegó a la isla en una canoa que lucía una bien grande bandera blanca, siendo ahí recibido cortésmente por el Sr. Cura Castellanos, por Santa Ana y por los capitanes Encarnación Rosas, Pedro Nicolás Padilla y Julio Navarro, estando también presentes en la conferencia gran número de bravos soldados insurgentes.
El Oficial español hizo la proporción de paz, haciendo constar de paso que en caso de no aceptarse correrían ríos de sangre, ya que el gobierno estaba dispuesto a hacerse de la isla en cualquier forma.
Después de leída, se les pregunta a los indios ¿qué es lo que pensaban hacer? y todos responden a un voz y como si saliese de una sola boca... «¡Que corra el sangre»... Voz terrible, voz de despecho y contraseña o guante que se arroja y que no se levantará sin que se verifique este terrible desafío. La laguna de Chapala va a ser el teatro de esta lid.
Terminadas que fueron las embarcaciones fueron llevadas a armar a Chapala, lugar en que fueron lanzadas al agua e hicieron rumbo a Tlachichilco (15). Esta fue la segunda campaña naval en el lago. Tomó el mando de la armada el marino Felipe García, y de la tropa el entonces Coronel realista D. Pedro Celestino Negrete, con 600 hombres perfectamente armados y municionados, quienes en la madrugada del día 20 de junio atacaron violentamente la isla por el N. E. batiéndola desde el agua con fuego de metralla y fusil.
Segunda batalla naval
Los heroicos defensores contestaron rápidamente con el fuego de sus mal montados cañones y fusiles, así como con multitud de piedras que diestros honderos enviaban al enemigo haciéndole destrozos al por mayor, haciéndolos retirar a reformar su formación. Los españoles formaron en diferente cuadro y ayudados por el viento que en ese momento soplaba hacia la isla, desplegaron todas sus velas y furiosos emprendieron nuevo ataque; llamaradas salían de ambos bandos y los barcos avanzaban adquiriendo velocidad, cuando fueron detenidos de repente. Las cercas submarinas que habían colocado los insurgentes y las puntas que tenían paradas bajo el agua y dando frente a una probable embarcación que quisiese tomar tierra, habían surtido su efecto, el mejor buque español, el «Sn. Fernando», yacía varado en plena isla y por lo tanto en poder de los insurgentes; la tripulación desembarcó y fue recibida bravamente por los defensores y los que no sucumbieron en tierra regresaron a ahogarse por los defensores en las aguas del lago. El jefe de
Avergonzado el Coronel Negrete pidió su relevo del mandó nombrándose en su lugar al de igual grado Dn. José Navarro, mientras que en Guadalajara el Gral. de
El Bloqueo de
No había remedio y había que salvar el prestigio español tan mal parado ahí: nombró al Capitán de Fragata de
Esta flota quedó integrada en la siguiente forma:
Una flotante con cuatro cañones y los sirvientes necesarios, una balandra con 3 cañones y 50 soldados, 2 falúas con un cañón y 12 soldados c. u., 5 lanchas con un cañón y 16 soldados; además de otras dos falúas, las lanchas cañoneras «General Zúñiga», «Lancha Grande» y un gran número de canoas acompañantes.
Desde la creación de la flota del bloqueo en adelante, los insurgentes se dedicaron a burlarla; presentarle combate cuando encontraban algún buque desintegrado y a defenderse intensamente atacando y contra-atacando para introducir víveres a la isla.
Burlan el bloqueo
Casi no hubo día en que no sostuvieron algún combate, ni día que no salieran de su isla, a pesar del terrible bloqueo impuesto. El 1o. de mayo de 1814, los insurgentes michoacanos al mando de D. José Salgado y D. José Ma. Vargas se corrieron hasta
El Bloqueo era continuamente burlado, en realidad eran los insurgentes y sus pobres canoas los dueños del lago, de bien poca cosa servían a los españoles balandras, botes y falúas.
Cerca de Mezcala los indios, sabiendo que se les venía a atacar, salieron al encuentro en el puerto de
No es fácil detallar todas las acciones parciales que los indios tuvieron en aquellos puntos, en todas las cuales casi siempre salieron victoriosos, ya fuesen ellos los agresores y ya los agredidos. Acostumbrados a vencer, estaban impacientes cuando no se hallaban en alguna acción militar, pues la guerra llegó a hacerse su ocupación favorita; era asombrosa la agilidad con que volcaban con sus canoas los indios los botes enemigos, aunque construidos a la europea, y por lo mismo más difícil de ser echados a pique. (Cfr. Bustamante, lugar citado.)
El Gobernador va personalmente
Desesperado por esta situación se resolvió el Gral. de
Sigue la guerra
La audacia insurgente crecía, pero a la par con ella la flota realista se multiplicaba. Santa Ana y Rosas continuamente incursionaban por las riberas del lago batiendo españoles y adquiriendo víveres y municiones. Santa Ana atacó el 25 de mayo al Teniente Coronel Mangino en Jocotepec con tal arrojo que no tuvo más remedio el español que refugiarse haciéndose fuerte en la iglesia, pero hubo de retirarse Santa Ana por estar próximos a llegar refuerzos realistas. Al día siguiente cayó en Chapala destruyendo totalmente al destacamento de 60 dragones escogidos que la guarnicionaban y retirándose, como ya era costumbre, victorioso y con armas y víveres arrancados al enemigo.
fue el 5 de agosto de 1816 cuando dando muestras de una audacia inaudita los insurgentes, atacaron los pueblos de Atotonilco y
Exasperado el Gral. de Hambre y epidemia
Por el año de 1816 sobrevino una epidemia a la isla, que casi no contagió a todos, resultando a la vez que como no había en disposición toda la gente necesaria para la conducción de víveres, también les cargó el hambre, de suerte que se vieron en los mayores conflictos.
Muerte de Encarnación Rosas
Por ese tiempo les faltaba también una de sus columnas fuertes, Encarnación Rosas, de quien nunca se ha sabido cómo murió, pero que en ese tiempo ya no existía. (16) Fin de la defensa
«Ya D. José de
«En efecto, viendo Santa Ana al siguiente día que la embarcación se dirigía para la isla; entendió que iba por él, y entonces le dijo a la tropa que estaba resuelto a ir al campo a ver qué clase de seguridades se le daban para todos, pues consideraba que ya era muy difícil sostener más tiempo la guerra, así porque carecía de víveres, como por la peste, y generalmente porque los hombres se iban acabando de resultas de una y otra plaga; más que sin embargo, nada se haría sin quedar todos bien asegurados, y antes servía su viaje de dar lugar a que mientras que estaba Santa Ana con Cruz, los demás se dirigiesen a Mezcala a traer leña y víveres por lo que pudiese acontecer. Así fue como se le permitió embarcarse para el campo de Tlachichilco.
«En él lo recibió Cruz con todas demostraciones de agrado, y prometió que les entregaría los pueblos reedificados, que le pondría bueyes, semillas y todo lo necesario para que no tuviesen necesidades; que los casarían, bautizarían y enterrarían de balde; y que finalmente serían tratados con toda consideración.»
«Santa Ana regresó al Islote, y teniendo temor de manifestar a la tropa su embajada, sólo la comunicó
«En efecto, arreglaron esta; y quedando el P. Castellanos en el campo, Santa Ana acompañó a la tropa Realista hasta la isla, en donde, reconociéndose a Santa Ana, no se hizo resistencia; pues al contrario, hablándoles éste para que se regresasen a sus pueblos a vivir pacíficos, los convenció sin contradicción; de suerte que ese mismo día, que fue el 25 de noviembre le dieron posesión a Cruz de la isla, entregándole 10 cargas de parque, cañones y otras armas. Es de advertir, que aunque los isleños jamás quisieron rendirse, a esto los impelió el hecho de hallarles ese día sin jefes que los dirigiesen, y porque se les aseguró el cumplimiento de la capitulación, y de que se les había nombrado a Santa Ana de Gobernador con el grado de Teniente Coronel. Este convenio tuvo cumplimiento por un año.» (Tomado del informe que sobre la defensa de la isla rindió el insurgente Santa Ana al Gobernador D. Mariano Bárcena.)
Este hecho lo comenta Bustamante en la forma siguiente: «Cuánto dinero, hombres, fatigas y gastos costaría al gobierno de Jalisco conquistar la isla de Mezcala, necesitando traer todos los útiles de marina desde el puerto de Sn. Blas, estableciendo además un astillero, es a la verdad asunto digno de meditarse, y mucho más si se reflexiona las muchas vidas que costó esta conquista, pues los soldados derrotados por los indios siempre morían, o bien en los campos o cuando estaban allí prisioneros: desaparecíanse éstos a centenares y cuando se le preguntaba por ellos a los indios, respondían sonriéndose: «Quién sabe, siñor... si julló», es decir, se huyeron; no podían ciertamente huirse, y su desaparición era porque habían muerto. De este modo fue castigado y humillado el orgullo y petulancia del general Cruz, que consumió en la mayor parte el ejército de su mando en tan desgraciados combates, y así no podía auxiliar al gobierno de México en Valladolid sino con muy cortas fuerzas para contener las del general Morelos en el caso de que hubiera ocupado aquella ciudad; por eso Calleja decía con énfasis: Si Morelos triunfa en esta vez, ya me veré precisado a tratarlo como a un príncipe...» (17) Por ese tiempo se indultaron de los insurgentes de esta provincia, Montoya y algunos más de Jilotlán.
Siguió la época de cuatro años en que casi se extinguió el movimiento insurgente, excepto el movimiento único que perseveró, el de D. Vicente Guerrero y el que promovió el español D. Francisco Javier Mina, que se acabó con su muerte y la del jalisciense D. Pedro Moreno, hasta el año de 1821en que el gran libertador D. Agustín de Iturbide organizó y realizó la independencia de México.
Este asunto histórico de D. Agustín de Iturbide requiere un estudio detenido y serio que, para no desviar la atención de nuestro asunto trataremos en un APENDICE APARTE, que será muy interesante, tanto para completar esta historia como para entender la época moderna.
Ahora simplemente vamos a narrar con suma brevedad el acontecimiento más notable de nuestra historia, que ilumina, vivifica y ennoblece toda la vida de México; con esto pondremos punto final a la parte de nuestra historia que termina con la independencia:
En la madrugada del día 9 de diciembre del año 1531 (cuando D. Nuño de Guzmán luchaba apenas por conquistar
Esta sagrada imagen fue puesta de pronto en el oratorio del Sr. Obispo y luego se trasladó a la ermita que se construyó inmediatamente después en el lugar señalado por
Desde ese lugar ha estado protegiendo a su pueblo y nación. Ella fue su misionera; Ella ablandó la dureza del corazón del indio y dio entrañas humanas y cristianas a los conquistadores, y con las dos razas se formó una raza nueva que es la nuestra; Ella fue la primera Jovencita de esa raza, que estuvo en nuestro suelo y nos dejó como recuerdo de esa visita su hermoso retrato; en 1747, por los beneficios de Ella recibidos y por la esperanza que en Ella se tenían fue jurada Patrona de todo el Reino de
La idea de la protección constante y universal de
“
“¿Qué es la tilma para el indio?... Su eterna compañera, su único tesoro. Cuado el sol calcina las broncíneas carnes del indio, prende éste su tilma en los jarales, y se tiende a su sombra a descansar;…ella es, en el invierno, su abrigo único; es su escudo en la pelea; es la cuna de sus niños, cuna blanda que se mece en las espaldas del indio, al compás de su menudo andar; ella es la almohada de sus sienes, el paño de sus lágrimas, y la mortaja de sus restos o la herencia de sus hijos.
“¡Todo eso, todo eso quiso ser Maria, Agregar un comentario |
© 2024 |
Jorge Moreno Salazar
28 May 2021 - 04:37 pm
Prolija y abundante información para saber de este lugar mítico Mezcala. Sería un lástima (y una falta de respeto y pido disculpas por mi comentario si es que estoy errado) que no apareciera el crédito de la pieza musical, los músicos, los instrumentos que se interpretan. Busqué y no lo encontré. Por el toque fino del arpa supongo que es el Mtro. William Faulkner, pero no lo se.